Un estado de intensidad, implica un estado de inercia por una acción de implosión, que se da por una acción de implicación, ya que el tiempo se unifica e hiperrealiza y la distancia ya no existe, pero todo se amplifica.
Por una acción del tiempo sobre el espacio, todo se intensifica, una acontecimiento no se desarrolla ni expande en un espacio físico a partir de su duración en el tiempo, sino que este toma valor en cuanto se intensifica por la simultaneidad de su acontecer, por su sobreexposicion en relación a muchos otros. Hoy el espacio físico desaparece como ordenador social y el tiempo se convierte en un medio para ello, la responsabilidad recae sobre el sujeto y su capacidad de ver o no ver, de desarrollar su energía cinemática, a partir de lo ocular, de una relación de velocidad para almacenar los datos que se le presentan. Nos convertimos entonces en el espacio de ordenación social, se nos expone a un estado de intensidad, por medio de un estado de sitio, domiciliario, laboral o el que usted crea preferir. El relieve no es ya la realidad, es ahora la representación de las imágenes teletransmitidas, ``vehículos estáticos que proporcionan una inmovilidad cadavérica en el domicilio interactivo, con una silla para ser circulados sin circular´´-Virilio- . La velocidad destruye la extensión. Una máxima concentración de información debe ser contenida en un mínimo espacio-tiempo. Es una cuestión de intensidad que implosiona en nosotros, nos involuciona. Sufrimos de una amputación por una acción de amplificación, por un exceso y variabilidad en la inmovilidad del movimiento
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